10 diciembre 2008

LA BATALLA DE LAS ARDENAS.


Desde mediados de los 60 a los 70 varias editoriales hicieron un esfuerzo por acercar al público obras sobre el último conflicto mundial que hasta entonces no habían sido accesibles al lector medio español.
Recuerdo de entonces a Caralt, Plaza y Janés y, sobre todo, a Bruguera.
El primer libro que conseguí comprarme con mis ahorros sobre este tema se titulaba “La Luftwaffe” de Cajus Bekker. Después vinieron más, hasta organizar una biblioteca de unos mil quinientos títulos. De ahí abrí el camino a la hemeroteca, que actualmente goza de bastante buena salud, y, por supuesto, al coleccionismo de piezas originales de época.

Pero centrémosnos en la biblioteca. Ya habrá tiempo de ocuparme de los otros campos.
Actualmente la mejor forma de conseguir "libros de guerra" es:
a) por reedición (en estos años se aprecia un esfuerzo de las editoriales para volver a ofrecer al publico obras ya editadas antaño o/y obras nuevas o inéditas en nuestro país).
b) Escudriñar en librerías de viejo y de anticuario donde, de vez en cuando, nos podemos topar con primeras ediciones en español de obras muy clásicas y a precios, en ocasiones, realmente competitivos.
En este segundo caso, porque personalmente, además, me encanta rebuscar entre pilas de libros, encontré esta obra.
Llega un momento en que el periodo histórico 1932 – 1945 se te presenta linealmente, como una barra de eMule con muchas barritas rojas en su interior de espacios temporales que no tienes cubiertos en tu colección. Y esto me pasó con este libro. Me dije: “¡Ostras! Tapona un hueco”. Y sin pensarlo dos veces, lo adquirí. Tengo algunos más que cubren el periodo pero hay obras que se han transformado en clásicas y que siempre has deseado tener en tus estanterías.
John Toland, autor de la inolvidable “Los últimos cien días”, escribió esta obra en 1959. Llegó a España en esta primera edición en 1970 de la mano de Bruguera… y me la he leído en pocos días porque la obra es extraordinariamente amena (directa ahora a mi colección de “incunables”).
La batalla de las Ardenas (como se conoce en España) o la batalla del Bulge (“de la brecha” o “del saliente” en la más funcional terminología anglosajona) nos presenta esa épica y desastrosa batalla en toda su crudeza, confeccionada a partir de testimonios de sus supervivientes – no olvidar que está escrita en 1959 –. Recoge la última ofensiva occidental de la Wehrmacht, el 16 de diciembre de 1944, desde su inicio hasta su fracaso a finales de enero de 1945.
Por supuesto, es una narración vista desde el lado aliado, con algunas intervenciones “desde el otro lado” pero que, en su conjunto, no desmerece en tener un puesto de honor en nuestras bibliotecas.
Sólo le encuentro un defecto. Como siempre, echo en falta un mapa desplegable geográfico de la zona que, a la vez que lees, te permita ir consultando dónde se desarrolla la acción que se narra, pueda facilitarte una visión de conjunto y la acabes con la satisfacción de haber “estudiado” y analizado al detalle todo lo que el libro te desvela.
Por el contrario, te sumerges en los avatares del G.I. “X” o del Sturmann “Z” en un plano anecdótico que, aunque no te dé esa visión de conjunto, te hace sentir hasta qué punto hace frio o imaginar el retumbar del suelo y el olor de la trilita(o de la cordita) en uno de los bombardeos en los alrededores de Bastogne o St. Vith,. En realidad no sé qué podría ser mejor.
El caso es que la obra me ha satisfecho lo suficiente como para recomendárosla (Editorial Bruguera, edición de enero de 1970 y depósito legal – no existía aún el ISBN – B 45.502 – 1969).
Ánimo y si la encontráis, no dudéis. Compradla y, por supuesto, leedla. Os sumergiréis en el caos inicial, en el miedo, seréis víctimas, atacantes y defensores, y pasaréis un rato enormemente agradable. Si, además, tenéis la precaución de prepararos un plano de la zona y vais punteando, el resultado se multiplicará.
John Toland la dedica “a los que estuvieron allí”. Yo podría dedicarla “a los que quieren conocer como si hubieran estado allí”.
Insisto; no os la perdáis.

No hay comentarios: