14 marzo 2009

ESCUDO DE KUBAN.



(Kubanschild)
El escudo de brazo Kuban era concedido por el mariscal de campo von Kleist en nombre del Führer desde su institución el 21 de septiembre de 1943.
Conmemoraba las batallas defensivas que se desarrollaron en esa cabeza de puente desde el 1 de febrero de 1943 hasta el 9 de octubre del mismo año.
En su diseño, bajo un águila de la Wehrmacht flanqueada por la fecha, aparece en forma esquemática la famosa” línea Azul”, que durante 110 kilómetros cerraba el paso al istmo desde las “Lagunen” al norte a “Noworo /Ssijsk" al sur, pasando por “Krymskaja”.
Se concedía a todo combatiente que hubiera servido honorablemente durante 60 días en la zona , siendo reducido el periodo de tiempo si se resultaba herido en los combates.

Es en el escenario por el que se premia con este escudo en el que se desarrolla la historia de la obra anteriormente reseñada "La cruz de Hierro" y donde Steiner y su grupo combaten contra los soviéticos.

(La fotografía es propiedad del autor de esta entrada y la pieza, original, pertenece a su colección privada).





LA CRUZ DE HIERRO.


Das geduldige Fleisch.
Willi Heinrich.Traducción de Mariano Orta Manzano.
Inédita Editores.
1ª edición. Noviembre 2008.
ISBN. 978-84-92400-39-3
740 pp. 23 x 15.
Encuadernación en rústica.

Willi Heinrich (1920 – 2005) es un autor alemán famoso fundamentalmente por una novela que ha sido difundida en todos los medios. Se trata de “Carne paciente”, que en 1977 el director de cine Sam Pekinpah volcó al cine con el título de “La cruz de hierro” (el mismo que la obra en su edición estadounidense)..

Situemos la acción.
Tras la batalla del Kursk, en julio de 1943, los soviéticos inician su ofensiva en el Centro y Sur de Rusia. Lenta, pero inexorablemente, las tropas rusas van avanzando desde el río Donetz y no pararán hasta que a finales de septiembre llegan al Dnieper, en una serie de ofensivas a las que el Mando alemán sólo puede oponer la resistencia necesaria para evitar que sus tropas resulten rodeadas.
En el Cáucaso Norte, las tropas alemanas se han ido retirando hacia el oeste y el Grupo de Ejércitos A se ve empujado hacia la costa del mar de Azov entre enero y marzo de 1943. A fines de marzo, el Ejército 17, que ocupaba el sur del frente, empujado por las armas rusas, se va paulatinamente retirando hasta frenar el avance enemigo en la península de Kubán. Desde entonces hasta septiembre, el Reich poseen una cabeza de puente que deja perspectivas abiertas a la futura expansión de nuevo por la estepa de los calmucos. Los acontecimientos obligan, primero, a pensar en mantenerla en sus manos, pero conforme progresa el avance ruso en todo el sector meridional del país, se observa que un nuevo Stalingrado se cierne sobre las tropas de esa zona, que cierra por el Este al mar de Azov (y sirve de barrera geográfica al oeste la península de Crimea).
Este sector oriental , denominado frente del Kuban, en la península de Tamán recoge en sus fortificaciones a las 13 divisiones y un Grupo divisionario que forman el 17 Ejército.
La noche del 9 al 10 de septiembre de 1943 comienza un ataque conjunto soviético, por mar y tierra, sobre Novorossik., a cargo del 18 Ejército ruso. El día 11 le sigue el 9 Ejército y el 14, el 56 Ejército. Toda la línea, así (denominada “línea Azul” por el Alto Mando germano y con una extensión de 110 km.), hierve en sangrientos combates hasta que el 17-18 de septiembre los alemanes se ven forzados a retirarse, primero hacia el estrecho de Kerch y luego, a Crimea.
La mañana del 9 de octubre, las fuerzas soviéticas llegan al estrecho de Kerch, completándose así la liberación del Cáucaso Norte.
Es en el curso de estas acciones donde Heinrich enmarca al grupo de combate de Steiner, un brigada rebelde, individualista a veces, querido por sus hombres en los momentos de dificultad y odiado en los de bonanza, con un drama oculto que le hace ser un escéptico, descreído y ciertamente inconsciente en numerosas ocasiones. Sentenciado por el capitán de su batallón, un diletante en busca de la Cruz de Hierro (por lo que ha pedido voluntariamente su traslado desde Francia al frente ruso), los acontecimientos que se desarrollan a lo largo de las páginas del libro acabarán poniendo a cada uno en su sitio (y a la mayoría, bajo una cruz de madera).

La obra se publica en Alemania en 1955. Es tiempo de reflexión, de memorias, de confesiones y de descubrimientos de que todo no fue como la historiografía de los diez años anteriores quiso mostrar al mundo. Tampoco como la que, durante los 12 años previos a estos diez, bombardeó con oropeles y falsas promesas a un pueblo que puso su destino en manos de un régimen criminal que llevó al país a su casi total destrucción en 1945.

La novela merece la pena leerse, e Inédita hace un nuevo esfuerzo por acercar la historia, con mayúscula o minúscula) al lector medio. Es una novela de guerra, una más, es cierto. Pero que, cuando acaba, te deja la sensación de haber sido testigo de lo que es la misma naturaleza humana: el hombre, lobo para él mismo.
Y el tomo, por razones que ahora no explicaré, irá de cabeza a mostrar su lomo junto a “Tempestades de acero”, “Sin novedad en el frente” , “Tres de infantería” y algunas más que descansan en uno de los estantes de esta particular biblioteca.