08 abril 2009

EL DEBER DE UN SOLDADO.



Soldatski dolc.

KONSTANTIN K. ROKOSSOVSKI.

Traducción Ángel C. Tomás.
INÉDITA EDITORES. Books4pocket.
1ª edición Marzo 2008.
ISBN: 978-84-96829-83-1
404 pg. 19 x 12,5.
Encuadernación en rústica.

El mariscal Rokossovski nace en Polonia y en 1918, tras servir en un Regimiento de Dragones durante la I GM, se une al partido Bolchevique.
Dentro de él interviene en la Guerra Civil rusa contra los blancos y en la posterior ruso-polaca de 1922.
Víctima de la famosa purga de Stalin de 1937, acaba en un campo de trabajo, de donde es liberado en marzo de 1940.
Durante la II Guerra Mundial es cabeza dirigente en los grandes acontecimientos que determinarán la derrota del nazismo.
En 1941 interviene en la defensa de Moscú.
En 1942 dirige la pinza norte de la operación Urano que acabará con el cerco del VI Armee germano en Stalingrado.
En 1943, combate en la batalla del Kursk.
En 1944 interviene en la Operación Babgration, llegand con sus tropas hasta las puertas de Varsovia, donde se detiene mientras el Ejército Polaco del Interior, que se ha sublevado contra los alemanes, es aniquilado por éstos.
En 1945 es desplazado en su avance y destinado a eliminar la resistencia en Prusia Oriental, mientras Zhukov y Koniev ocupan Berlín.
Muere en agosto de 1968.

El libro que se ha publicado presenta fecha de 1969 por lo que es de suponer que éste es la traducción de la 1ª edición, de 1970. Hay otra de los años 90 en la que se afina y se corrigen detalles y datos aportados por los nietos del mariscal, pero esa es, al parecer, otra historia.
Es indudable que las memorias de cualquier participante principal en la guerra son interesantes. Las de Rokossovski lo son y, por supuesto, vienen a cubrir un hueco en mis estantes sobre el tema.
Es un interesante estudio que, sin embargo, viene plagado de tantos elogios al esfuerzo soviético que, en ocasiones, viene a cansar.
La versión que Rokossovski da de la guerra no deja de estar muy idealizada, quizás politizada, pero en la época en que el libro se publicó no podía dar más de sí.
Presenta numerosos errores que al profano pueden confundir.
Un ejemplo:
Escenario: Combates por Moscú en 1941 (pg. 91) “…Sin embargo, en el enlace entre divisiones se había creado una situación comprometida; el mando alemán había introducido nuevas fuerzas, se suponía que la 5ª División de Tanques (5ª Panzerdivision). Posteriormente el parte confirmó que esta gran unidad había sido trasladada a las afueras de Moscú desde África, y la lanzaron al combate sin darles tiempo siquiera a pintar los carros, cubiertos con la pintura amarilla del color del desierto…”¡Qué insensato el mando alemán! ¿Verdad?. En realidad, la 5. Pz. Div. nunca pisó África. Tras la campaña de los Balcanes en primavera de 1941 pasó, en octubre de ese año, al frente oriental, afectada al XXXXVI Panzerkorps del Panzergruppe 4 (Grupo de Ejércitos “Centro”). Difícilmente, pues, se lañarían al combate en medio de la nieve cn un camuflaje amarillo desierto. Cierto es que en África sirvió la 5. Leichte División, pero ésta nunca vió la estepa rusa, pues sirvió en África desde el 14 de febrero de 1941, transformándose en la 21 Pz. Div. el 1 de octubre del mismo año.
¿Dónde verían Rokossovski y el mando esos tanques amarillos?
Como este, si analizásemos el libro detalladamente, encontraríamos muchas observaciones que, a ojo de buen cubero, están encaminadas a demostrar la poca cabeza del ejército enemigo frente a la prudencia y sensatez del mando del Ejército Rojo (cosa que estaría por ver).
Hay también puntos conflictivos sobre los que el Mariscal pasa de puntillas u omite (intencionadamente o no).
1) Su ejército llega a las puertas de Varsovia. En varias páginas, Rokossovski se desvive por demostrarnos que no podían ayudar al Ejército del Interior que ante la proximidad rusa se ha sublevado contra los alemanes, dado el agotamiento de las fuerzas rusas y a los errores de aquel Ejército en las Sombras al perder los puentes que hubieran facilitado el acceso a la ciudad. No es cierto. Numerosos historiadores han rebatido el hecho. Las fuerzas rusas se detienen y esperan pacientemente la destrucción del Ejército polaco por orden de Stalin, al conocer que dicho Ejército sigue las directrices del Gobierno polaco en el exilio en Londres, cosa que no interesa de ningún modo a Rusia para una futura reestructuración de esferas de influencia en la postguerra.
2) Rokossovski es desplazado – muchos sostienen que por polaco – del eje de avance principal sobre Berlín (concedido a rusos-rusos como Zhukov y Koniev) y encargado de eliminar a las fuerzas enemigas en Prusia Oriental.

El mariscal de desvive en alabar el comportamiento del soldado ruso y le es incomprensible la actitud de los cientos de miles de civiles alemanes que huyen ante él. “…Los evacuados pronto se cercioraron de que nadie les molestaría, de que la charlatanería de Goebbels era una vil mentira y, tranquilizados, regresaron a sus hogares…” (pg. 367).
“Estábamos en Alemania. Nos rodeaban las esposas y los hijos, los padres y las madres de aquellos soldados que aún ayer marchaban contra nosotros con las armas en la mano. Hacía muy poco que esta gente huía embargada por el pánico al oír hablar de la aproximación de las tropas soviéticas. Ahora nadie huía…” (pg. 397).



No lo confirman así los miles de testimonios de supervivientes, el Informe de la RFA de 1947 sobre el Gran Éxodo de Prusia Oriental ni pueblos como Elbig, Metgethen o Nemmersdorf. Tampoco la situación geosocial actual.
Pero superados los puntos de conflicto de los que podrían inferirse discusiones sin límite, sí he de añadir que la obra es interesante, presenta numerosos datos (recomiendo su comprobación no obstante) y nos muestra de qué modo se vivió y se sintió la guerra desde el lado soviético, especialmente vista por uno de sus principales protagonistas.